27 de diciembre de 2010

Origenes CATENACCIO


El catenaccio, palabra que significa ‘cerrojo’ en italiano, es el común denominador para definir un estilo de fútbol ultradefensivo y casi siempre relacionado con los equipos italianos. Su invención, sin embargo, se atribuye al austriaco Karl Rappan, que en 1932 con el Servette suizo retrasó los dos centrocampistas de la formación clásica por entonces 3-2-5, poniéndolos en la posición de líbero y otro de marcador. Usó también este esquema en el mundial de Francia de 1938, entrenando a la selección suiza.

Sería sin embargo Nereo Rocco el que dotó al sistema del nombre italiano por el que lo conocemos, utilizándolo en diversos equipos transalpinos en las décadas de los cuarenta y de los cincuenta. Pero el éxito de este sistema para llegar a convertirse en un recurso habitual de los equipos italianos, viene motivada por un desastroso episodio: la tragedia de Superga.
 
Después de las oscuras victorias mundialistas de Italia en los años 30 y tras la Segunda Guerra Mundial, el fútbol se convirtió en una de las pocas vías de escape de una población que a finales de los cuarenta todavía sufría las consecuencias de la guerra. En este contexto, el Torino despuntó como uno de los mejores clubs de la Europa de la posguerra y su juego daba esperanzas para una recuperación total del fútbol italiano. Por ese motivo, eran la base de la selección italiana aportando hasta diez jugadores.

El 4 de mayo de 1949, el Torino tomaba un vuelo para volver a casa después de un partido amistoso contra el Benfica en Portugal. Desgraciadamente, los pasajeros no llegarían a su destino. En medio de una espesa niebla, el avión se estrelló contra la aguja de la catedral de Superga, a tan sólo veinte kilómetros de casa.

La llamada “Tragedia de Superga” conmocionó a todo un país y a todo el mundo del fútbol. Frustró de golpe las esperanzas de un club que estaba en lo mejor y diezmó seriamente las aspiraciones de la selección italiana que al año siguiente disputaría el Mundial de 1950. De esta forma, para poder competir al nivel esperado, el equipo tenía que encontrar fórmulas para ponerse al nivel de las grandes potencias futbolísticas del momento. Así, adoptó un sistema ultradefensivo basado en el trabajo duro, los marcajes férreos al hombre y las faltas tácticas, una actitud natural en el fútbol en condiciones de inferioridad.

Este sistema se mostró como un recurso útil y se popularizó durante la década de los cincuenta y sesenta, sobre todo por el Inter de Helenio Herrera. 

Esas son las razones del auge del sistema ultradefensivo en Italia. Para muchos, además, el carácter italiano también es un factor determinante. Explica Enric González, en uno de sus artículos recopilados por J.M Román en Historias del calcio y otros mundos: “Aventuremos una teoría, tan descabellada como cualquier otra. Los italianos fueron dominados por potencias extranjeras durante unos 1.300 años, hasta la segunda mitad del XIX. Se acostumbraron a que el Estado fuera extranjero y aún no se creen que sea suyo, lo que podría explicar algunos fenómenos relacionados con la evasión fiscal. También aprendieron a hacer lo mejor que se podía hacer en tal caso: aprovechar en beneficio propio los fallos del sistema dominante”.

Concluye “El italiano tiene un sentido innato para detectar la rendija o el punto frágil en cualquier sistema que se le ponga enfrente. Espera su ocasión y la aprovecha. La esencia del calcio es, probablemente, ese talento”. 

Articulo sacado del original en: www.notasdefutbol.com


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